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18 de noviembre  2020

Adrian Quanjer, HRAudio.net

Debussy, Janacek, Strauss: Violin Sonatas

Una interpretación reveladora y convincente, que transmite la profundidad y el verdadero significado de la obra. […] Estas versiones pueden contarse orgullosamente entre las grabaciones de referencia de estas obras. […]
Iturriagagoitia y Bagaría siempre son claros en la expresión.”
Adrian Quanjer, HRAudio.net
https://www.hraudio.net/showmusic.php?title=13975#reviews


“What a mastery, what a compelling violinist Aitzol is […]. An enlightening performance, revealing the depths of the true meaning as expressed by the composer […]. Aitzol can proudly stand up with great personal satisfaction to a few of the best accounts around, displaying a large degree of understanding of the different moods between anxiety, stubbornness and resignation […].In the final analysis it should be taken into account that Enrique Bagaria is a perfect supporter allowing enough room for Aizol to excel, and also, and certainly not in the least, that recordings from Eudora are always made at the highest resolution, with the best equipment and greatest musical care.”

23 de enero  2019

diarioinformacion.com

Federico Solano

Rompamos costumbres

Segunda visita del pianista catalán Enrique Bagaría a Alicante y nuevo recital antológico en el que el intérprete dejo claro, ante todo, su proyectado y redondo sonido, su capacidad de definir caracteres y su refinada utilización del pedal de resonancia del piano. Empiezo esta crítica así, sin que sirva de precedente, para aclarar que el pasado lunes asistimos a un recital de primera clase con un pianista de primera categoría. 


Y es que, la calidad del pianista español quedó patente una vez más después de la demostración que hizo la temporada pasada en esta misma Sociedad. El recital comenzó con la fantástica Sonata Nº 33 Hob: XVI/20 en Do m de Joseph Haydn. El señor Bagaría jugó con maestría los refinados elementos contrastantes que el empfindsamer stil de la sonata requiere. Si bien únicamente se le podría achacar una excesiva libertad rítmica en el segundo movimiento, que ya de por sí tiene una rica variedad en la escritura del ritmo, la interpretación fue rica en detalles sin caer en clichés de fraseo ni de articulación. 


Hay que agradecer al pianista catalán, además, que incluyera para cerrar la primera parte del concierto las poco frecuentadas Bünterblatter Op. 52 de Robert Schumann, interpretadas con un legato intenso, un sentido del ritmo preciso e interiorizado y unos contrastes tímbricos generosos. Igualmente, soberbia fue su versión del Gaspard de la Nuit de Ravel, interpretación en la que sobrevoló las dificultades técnicas de la fabulosa obra del compositor francés. Pero destacó, sobre todo y ante todo, la antológica versión que de la Fantasía Bética de Manuel de Falla realizó. Una traducción que estuvo a la altura, tal vez no haya mayor alago, del malogrado pianista extremeño Esteban Sánchez en cuanto al caleidoscopio tímbrico que esparció el pianista barcelonés y la frescura de su enfoque. 


Emociona ver la calidad del piano en España por parte de gente como Enrique Bagaría, que son capaces de coger el testigo de los grandes nombres –Gonzalo Soriano, Rafael Orozco o el mismo Sánchez– que jalonaron la interpretación del instrumento en nuestro país. Esperemos que, costumbre contraria nuestra identidad, seamos capaces de reconocerle el mérito a intépretes que, como el señor Bagaría y tantos otros, merecen un destacado papel en el panorama internacional.

8 de febrero  2018

salamancartvaldia.es

Redacción

Proyecto Brahms, música de cámara
de calidad en un intenso concierto

Enrique Bagaría, piano. La admiración de la crítica especializada y la estima del público reafirman a Enrique Bagaría como uno de los nombres más destacados del actual panorama pianístico del país. Nacido en Barcelona, inició sus estudios en el conservatorio de su ciudad natal y continuó su formación en L’École Normale Alfred Cortot de París, Conservatorio Superior del Liceu, Escuela Superior de Música Reina Sofía y en el Richard Strauss Konservatorium. Fue primer premio en la 52 edición del concurso internacional “Maria Canals” (Barcelona 2006) tras 40 años sin que ningún pianista español obtuviera tal galardón- supuso un giro importante en su carrera. Desde entonces su progresión ha sido constante y actualmente disfruta de una reconocida proyección nacional e internacional. En el año 2015 hizo su debut con la Orquesta Sinfónica del Teatro Mariinsky con el maestro Valery Gergiev. Asimismo ha colaborado con la Orquesta de Cámara de Viena, Orquesta de Cámara de Salzburgo, Filarmónica de Bogotá (OFB), Sinfónica de Galicia (OSG), Orquesta de Valencia, Sinfónica de Barcelona y Nacional.

8 de febrero  2014

Heraldo de Aragón

Juan Carlos Galtier

Abbado en la memoria

AUNQUE sus intérpretes no lo hubieran dicho (lo hicieron), estaba claro que el concierto de este jueves tenía un claro carácter de homenaje al grandísimo director Claudio Abbado, fallecido recientemente. Lo primero que hay que decir es que si Abbado pudo oír el concierto desde el cielo en el que esté, tuvo que ser muy feliz, feliz como lo fuimos quienes disfrutamos de una velada camerística absolutamente redonda, y feliz por disfrutar del altísimo nivel alcanzado por algunos de los músicos que crecieron con él como tales.


Los protagonistas de todo esto eran los LucernaWinds; es decir, el grupo de solistas de la Orquesta del Festival de Lucerna, que se presentó acompañado por Enrique Bagaría al piano.


Hay que agradecer a la Sociedad Filarmónica que continúe programando música de cámara de altísimo nivel, como lo fue esta sesión. El concierto de este jueves recogía los dos quintetos de viento con piano por excelencia, además relacionados entre sí, los deMozart y Beethoven, acompañados por sendas piezas de Schumman para uno de los instrumentos y piano. Abrió el
concierto Lucas Macías, que demostró porqué es uno de los mejores oboístas del mundo en estemomento. Macías interpretó el opus 70 con un dominio del sonido y la respiración impresionantes, puestos al servicio de
unamusicalidad en la que cada frase cobraba su sentido absoluto.


Brillante estuvo también Vicente Alberola en esa pequeña joya que es el ‘Fantasiestücke’, que interpretó con tiempos ligeros que manejó con pericia al servicio de la poesía fina que destila esta obra.


Pero el centro de la velada eran los quintetos de viento y piano de Beethoven yMozart.


Disfrutamos de sendas versiones de altísimo nivel desde todo punto de vista. Los cuatro vientos, técnicamente, rozaron la perfección (incluida la trompa, lo cual es bien difícil), construyendo versiones de gran transparencia, como corresponde al clasicismo, y estuvieron acompañados por ese lujo que tenemos de profesor en nuestra tierra que es Enrique Bagaría, que derrochó técnica y fraseo con una fuerza contenida y controlada que es marca de la casa.


Más allá de su tarea como director nunca agradeceremos a Claudio Abbado lo suficiente el inmenso trabajo que nos deja herederos tan fantásticos como estos.

28 de mayo  2013

CRÍTICA DE MÚSICA

Fernando Herrero

Madurez. Profundidad

El Cuarteto Quiroga, de residencia en Valladolid, es ya un magnífico conjunto. Lo demostró cumplidamente en esta sesión. Un estreno: el “Cuarteto juvenil”, de Schonberg. Dos obras maestras: el “Quinteto con piano” brahmsiano. No son fáciles y sí originales y densas y que requieren intérpretes que les hagan justicia. El Cuarteto Quiroga y Bagaría tocaron con entrega, fuerza y pasión, con una conjunción perfecta.

 

El “Cuarteto” de Schonberg es de carácter postromántico. Un bello tema abre y cierra el primer tiempo, Brevísimo el adagio y curioso el tercer tiempo, unas variaciones desde el andante, lo más original. Fue tocado con solvencia.

Bartok fue un inmenso músico y sus cuartetos uno de los ciclos más importantes de la historia. El nº3 alterna allegros y tiempos lentos sin iterrupción. ES magistral y nuevo. La densidad de la obra, su fuerza, las hizo patentes el Cuarteto Quiroga. Una entrega absoluta hasta en la forma física de enfrentarse con los instrumentos. Pizzicatos tremendos, ritmos salvajes, gravedad solemne con una violonchelista magnífica.  Toda una gran versión.

Como lo fue la del “Quinteto” de Brahms, obra sólida, personal, muy ben construida, con esas alternancias de fuerza y delicadeza. Presencia absoluta del piano, espléndido Bagaría, en una perfecta integración con los músicos del cuarteto. Brillantez noble en el toque específico del compositor. Jornada importante y la confirmación de unos grandes músicos, capaces de enfrentarse al repertorio más exigente.

20 de febrero  2012

EL PERIÓDICO

César López Rosell

El triunfo del talento autóctono

Un cóctel con buenos ingredientes siempre acaba funcionando. Eso es lo que sucedió en el Palau de la Música con la propuesta para la temporada de Ibercamera. El atractivo programa, con doble dosis de Mozart y obras de Neruda y Shostakovich interpretadas por la Orquesta de Cámara de Viena y dos solistas locales cada vez más consolidados,el pianista barcelonés Enrique Bagaría y la trompetista de la OBC Mireia Farrés, acabó conquistando al público. El emergente director burgalés Eduardo Portal, que está haciendo carrera en Europa, contribuyó a dar forma conjunta a esta exitosa apuesta. Tanto fue así que al final de la velada los protagonistas ofrecieron dos bises para corresponder a la entusiasta acogida.

Hace solo unos días, John Eliot Gardiner elogiaba la calidad de los músicos españoles que militan las orquestas europeas al hablar de los cinco solistas de nuestro país que forman parte de la Mahler Chamber Orchestra. El maestro decía que era una pena que todos estos intérpretes no pudieran reunirse aquí en una formación nacional o perteneciendo a la base estable de las principales agrupaciones. Si Gardiner hubiera estado entre los espectadores del pasado jueves en el Palau o el domingo en Girona, donde se repitió el programa, también habría aplaudido el ensamblaje de los dos solistas autóctonos con la sólida formación vienesa y hubiera insistido en la repetición de una fórmula que permite sacar lo mejor de nuestros intérpretes.

La dos veladas se iniciaron con la interpretación de la popular ‘Serenata, número 13′ de Mozart. La orquestra de cámara pasó por encima de un brioso pero excesivamente gesticulante Portal para exhibir un dominio abrumador de una partitura de carácter tan ligero y fácil de digerir, pero lo bueno llegó cuando entró en juego Bagaría para desgranar el ‘Concierto para piano y orquesta, número 9′, una obra de madurez creativa del genio del Salzburgo llena de cadencias y que requiere un gran virtuosismo interpretativo. El pianista superó largamente las expectativas haciendo una lectura tan elegante como precisa de la obra, además de dialogar a la perfección con la orquesta. La entrada del piano desde el primer momento y el rondo-presto final impregnaron la sala de la alegría de la partitura y hasta los músicos aplaudieron al solista cuando recibía las reiteradas aclamaciones.

Ya en la segunda parte le llegó el turno de lucimiento a Farrés, una solista surgida de la cantera de la Jove Orquestra Nacional de Catalunya y acabada de formar en Boston donde fue solista de la formación sinfónica local. Cada vez más solicitada por orquestas o en sus recitales con acompañamiento de piano, la solista de la OBC estuvo muy comunicativa y expresiva. El ‘Concierto para trompeta y orquesta de cuerdas’ de Joan Baptist Neruda, compositor contemporáneo de Mozart, le permitió exhibir su dominio del instrumento. La trompetista de Santpedor solventó la exigencia de esta brillante aunque corta obra, dominando el equilibrio de contrastes de los tres movimientos y conectó muy bien con el resto de los músicos.

Bagaría volvió a tener protagonismo con una ajustada versión del exigente ‘Concierto para piano, trompeta y orquesta de cuerdas’ de Shostakóvich, en el que Farrés tuvo un papel más complementario pero siempre ajustado al espíritu de una obra, en la que Portal se mostró mucho más eficaz desde el podio. El éxito conseguido con esta fórmula, que fue recompensada con una buena entrada en los dos conciertos, abre el camino a parecidas iniciativas siempre justificadas, pero mucho más en tiempos de ajustes presupuestarios.

Sociedad Filarmónica de Valencia                                                                            Palau de la Música

José Doménech Part

Orfebre del teclado

Obras de Haydn, Beethoven, Schumann y Stravinsky .

Intérpretes: Enrique Bagaría, piano

Si las paredes del Palau de la Música de Valencia tuvieran memoria, no hay duda de que el recital del pianista Enrique Bagaría (Barcelona, 1978) quedaría registrado por muchas temporadas como ejemplo del gran piano. El intérprete catalán estuvo a la altura de las circunstancias y preparó, a conciencia, un repertorio iniciado con dos ejemplos de la escuela vienesa.
Es Bagaría un músico serio, que estudia con lupa los pentagramas de su elección. Lo primero que llama la atención es la brillantez de su sonido: de tan transparente se diría que toca sobre cristal y de ahí que la Sonata nº 31 en la bemol mayor, de Haydn surgiera clara, exenta de artificio alguno en las ornamentaciones y resolviendo las apoyaturas con minuciosa elegancia, confirmando el magnetismo de su personalidad. La obra se inicia con un torrente a modo de toccata que puso a prueba la destreza digital del solista: suficiente para encandilar y prender a los socios de la SFV, para seguir con un momento de excelencia musical en el Adagio que el pianista catalán recreó con sumo talento. El Presto fue desgranado sin desmerecer la globalidad de la obra que sorprende por lo inesperado de su final sin alharacas ni gestos banales. 


Cada compositor exige un tipo de pulsación que a su vez colorea diferentemente sus obras. Bagaría es consciente de ello y por eso se aproximó desde otra trinchera a la Sonata nº 17, 0p 31, de Beethoven, “La tempestad”. Su sonido se percibió con más densidad, rotundo, como lo exige la trágica escritura del primer tiempo donde “tormenta” y calma se alternan permitiendo al intérprete venirse arriba en el “suspense” que inunda todo el movimiento. La técnica de Bagaria y su buen calibrado concepto le permitieron construir el Adagio con calidades de artesano filtrando cada frase sin caer en desmesuras. El Rondó final termina como de puntillas después de un entramado endiablado en el que ambas manos deben escucharse sin estorbarse mutuamente. El artista lo resolvió con autoridad y aplomo respirando cada frase y sin desbordarse.


Posiblemente, Bagaría conquistaría  al auditorio con la Fantasía en Do mayor op. 17, de uno de los grandes del romanticismo alemán. Fue un cambio de tercio premeditado para demostrar su adaptabilidad en el estilo, siendo la suya una versión plena en la que su mente fue siempre por delante de sus dedos con una seriedad de gran músico demostrando que es un pianista de envergadura que se califica como uno de los más sobresalientes de la joven generación, pero ya consolidado en el ranking de los que tienen mucho que decir. 


Como colofón, Bagaría se midió nada menos que con las Tres piezas de Petrushka, de Stravinsky, una obra de capa y espada que el despachó con valentía y autoridad en un centelleó constante pero sin acrobacias. Es difícil ante un texto así no caer en desmesuras de tempo ni en durezas de sonido pero, una vez más, el artista barcelonés, demostró que ante los obstáculos del teclado, es un corredor de fondo. Las ovaciones y bravos provocaron un precioso bis de Manuel de Falla trenzado con maestría de orfebre. Sería un buen fichaje para escucharlo con la OV en la próxima temporada.

11 de agosto  2018

El diario vasco

María José Cano

Comunicación pura

La emoción es, quizá, el sentimiento más buscado por cualquier artista. Para que se dé es necesario que surja primero una adecuada comunicación y eso es algo que domina The Brahms Project, que inició anteayer los Jueves de Música en San Telmo. Esa comunicación, más que evidente entre los miembros del cuarteto, a quien se unió para la famosa 'Trucha' de Schubert la contrabajista Uxía Martínez, se creó también entre ellos y el público, que como era de esperar, se dejó emocionar por unas obras bellísimas servidas con efusión.

Estas fueron las constantes de un recital para el que se agotaron las entradas y en el que primó la música, gracias a la fluidez, comprensión y expresividad que regalaron unos intérpretes siempre cómplices. El entorno, no demasiado cómodo pero mágico, ayudó también a que todos los asistentes se dejaran contagiar del carácter del conjunto.

La 'Muerte de Orfeo' de la ópera 'Orfeo y Euridice' de Gluck para violín y piano e incluida, sin duda, en el programa para justificar el leitmotiv del ciclo y de varios encuentros de la Quincena, 'Mito y Tradición', fue un hermoso aperitivo para introducir a Brahms. Josep Colomé no comenzó con una afinación segura, pero su conexión con el magnífico pianista Enrique Bagaría y el discurso mostrado por ambos pudo con cualquier titubeo técnico y le restó importancia.

El viola Joaquín Riquelme y el violoncellista Carlos Apellániz se unieron a ellos para el 'Cuarteto para piano y cuerdas nº 1 en sol menor, op. 25' de Brahms. Su versión dio muchas pistas de por qué el grupo ha adoptado el nombre de este creador. El absoluto entendimiento del universo del compositor, de su discurso, su estructura o su sonoridad fueron tan evidentes como su capacidad de conmover. Fue música de cámara en estado puro y por ello, no nos importó, una vez más, constatar algunos pequeños fallos técnicos.

El concierto se completó con un Schubert en el que llamó la atención el dibujo de los planos sonoros, especialmente en el 'Allegro vivace' inicial. The Brahms Project, a quien se unió la contrabajista Uxía Martínez, optó por un sonido más compacto que de líneas marcadas, dando así un toque personal a la conocida obra. Su pasión, conexión y su capacidad de emocionar volvieron a ser una constante que cautivó a todos.

14 de diciembre  2014

El Faro de Vigo

Ana Blasco

"La música de cámara es gratificante por la interacción con los compañeros"

El pianista catalán Enrique Bagaría regresa al ciclo de cámara de la Sociedad Filarmónica de Vigo tras el buen sabor de boca que dejó hace ahora tres años. Esta vez, el ganador de la 52 edición del concurso María Canals -el primer español en 40 años- viene acompañado por el grupo de cámara gallego Airas Ensemble. La esperada cita es mañana a las 20.15 horas, en el Centro Cultural Afundación.

- ¿Cuál es su relación con el Airas Ensemble?

- Es la primera vez que toco con ellos. Con el único que había tocado antes es con el clarinetista Vicente Arbeloa, con otras formaciones. Con el fagotista, Santiago López, estudié en Munich e incluso compartimos habitación.

- ¿La colaboración surge por amistad?

- Nos conocemos del mundillo y siempre tuvimos ganas de tocar juntos. Surgió este proyecto y espero que sea el primero de muchos.

- Así, con otro tipo de formaciones, se pueden tocar otro tipo de repertorios. ¿No?

- Sí. Lo bueno es que, en este tipo de formación de vientos con piano, siempre puedes alternar con quintetos, sextetos e, incluso, tríos. Es bastante flexible.

- ¿Cómo se siente más cómodo? ¿En recitales, como solista con sinfónicas, en grupos de cámara?

- Son trabajos completamente diferentes y hago de todo. Quizá, con lo que me sienta más cómodo sea con la música de cámara, porque interaccionar con compañeros resulta más gratificante. Das y te dan. Hay una sinergia de energía interesante. Cuando estás solo, lo tienes que hacer todo tú.

- ¿Con qué programa vienen?

- Consta de tres obras. Intervengo en el “Quinteto para vientos y piano” de Mozart y en el “Sexteto para quinteto de vientos y piano” de Poulenc. En el medio, los cinco vientos interpretan a Jacques Ibert.

-¿Cómo describiría el concierto?

- Son obras cumbre dentro de su género. El propio Mozart dijo que este quinteto es la obra de cámara más bonita que le había salido. En una carta a su padre, dijo que estaba muy satisfecho de ella. El sexteto de Poulenc es una obra muy conocida, con un lenguaje muy diferente. Contrastan mucho entre sí, no hay un hilo conductor. Cada una tiene su propio mundo y su propio mensaje. El concierto de Mozart es más íntimo, lírico o romántico. El Poulenc es más virtuosos, más teatral, en el buen sentido de la palabra, y con más carácter.

- ¿Alguna de ellas tiene un especial significado para usted?

- Quizá el quintento de Mozart, porque es una obra que siempre me ha enamorado y he querido tocar. En los dos últimos años, pude hacerlo en varias ocasiones.

- ¿Qué proyecto o reto especial tiene ahora entre manos?

- Lo más interesante es un recital en el auditorio de Barcelona, en mayo, y la grabación de un CD de sonatas de Haydn.

¬¿Por qué Haydn?

- Es uno de los compositores que más me gustan y con los que más me identifico.

- ¿Por su sentido del humor?

- Exacto, entre otras cosas. También por ese lenguaje tan fresco.

14 de febrero  2013

PALAU DE LA MÚSICA

Lluís Trullén

Un quartet amb un futur del tot prometedor

Quinze anys enrere, al Northern College of Music de Manchester es fundava el Quartet Elias de corda. Anys de treball i formació amb quartets com l’Alban Berg li han permès situar-se els darrers temps com un quartet emergent que ha rebut nombrosos reconeixements a nivell internacional. Integrat per les germanes Sara i Marie Bitlloch (per cert, d’ascendència catalana), per Martin Saving i Donald Grant, aquest conjunt va actuar al Palau amb un programa exigent integrat per obres de Haydn, Janáček i pelQuintet en La major de Dvořák, que va gaudir de la col·laboració del pianista Enrique Bagaría.

 

Amb el Quartet núm. 6 de Haydn (en principi hi havia programat elQuartet l’Alosa), el conjunt ens va mostrar una actitud distesa, amable, plantejant la música amb frescor i claredat. Un Haydn nítid en les seves línies melòdiques i que respirava aquella transparència clàssica que per la seva naturalitat resulta, paradoxalment, tan complexa d’aconseguir. Una obra que donava pas a la música de Janáček i concretament al seu quartetCartes Íntimes que va dedicar a Kamila Stösslova. Després que Sara Bitlloch expliqués al públic que omplia en gran part el Palau la gènesi d’aquest pàgina, la música torbadora, virtuosística, preciosista en el seu aspecte tonal ens va permetre assaborir una nova faceta del quartet: la seva intromissió dins una música complexa de contingut però que n’emana amb una naturalitat radiant.

 

L’apropament cap a l’aprofundiment de les obres va tenir el seu punt cabdal en el Quintet en La major de Dvořák. Un Enrique Bagaría pletòric al piano, que des de les primeres notes va mostrar-se plenament identificat amb la composició, va permetre poder escoltar un Dvořák que cal que traslladi des de la rítmica de la dumka i el temps de vals, fins a uns motius melòdics encisadors. El sabor eslau, el caràcter de moments festius, el virtuosisme i la densitat sonora tan emparentada amb Brahms van emanar constantment d’una lectura que va corroborar les bones sensacions que el Quartet Elias està assolint en les seves gires i en els concerts internacionals.

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